Mi apertura a la conciencia

Cuando tenía 5 años, tuve una experiencia que marcaría mi vida para siempre: un momento de profunda apertura en el que despertó en mí lo que yo llamo la conciencia del observador. Por primera vez, sentí que no era sólo mi cuerpo, mis pensamientos o mis sentimientos. Era algo más grande, más elevado, una presencia que veía, sentía y experimentaba la vida con claridad y asombro. Este despertar me conectó con una verdad fundamental: yo existo y a través de mí todo existe.

En ese momento, entendí la vida como una danza viva que tiene lugar en un espacio infinito de quietud. Vi los colores, los sonidos, el viento y el calor como parte de algo que me rodeaba, pero también como algo que ocurría dentro de mí. Todo lo que percibía estaba profundamente conectado conmigo. Yo no era sólo el niño de esta experiencia, sino la conciencia que daba forma y sentido a todo lo que percibía. Este estado de presencia pura, de Yo Soy, se convirtió en el núcleo de mi existencia.

La conciencia como puente entre lo humano y lo infinito

A lo largo de mi vida, esta apertura me llevó a plantearme preguntas profundas: ¿Quién soy realmente? ¿Qué significa ser consciente? ¿Cómo es posible que observe mis pensamientos, recuerdos y sentimientos y, al mismo tiempo, vea algo más allá de ellos?

Descubrí que la conciencia no sólo observa, sino que también crea. Como afirma el idealismo filosófico, la realidad que experimentamos no es algo externo, sino una extensión de lo que somos. Al vivir desde esta conciencia del observador, comprendí que no existe una separación real entre «yo» y «el mundo». Lo que parece estar fuera de mí es en realidad una manifestación de mi propio ser.

Un viaje hacia el autoconocimiento

Este despertar no fue el final, sino el principio de un viaje. Me sumergí en estudios espirituales, filosóficos, científicos y esotéricos para dar sentido a esta experiencia. En cada disciplina encontré fragmentos de una verdad mayor:

La conciencia como experiencia inmediata: percibir el mundo con los sentidos, sentir cada momento como una expresión única de la vida, es la esencia de la conciencia. La vida tiene lugar dentro de mí, no fuera de mí.

Conexión con el todo: He descubierto que mi conciencia es el puente entre lo que percibo y lo que soy. Este estado de «estoy en medio de todo lo que es y de todo lo que percibo» refleja una conexión con algo mucho mayor: el universo entero se manifiesta a través de mi existencia.

Explorar el pasado y el presente: He estado pensando en cómo mis recuerdos y sentimientos se ven desde un espacio atemporal. Incluso el dolor o la confusión pueden verse como experiencias que no me definen porque soy el testigo que las contiene.

Mi propósito hoy

Esta conexión con el Yo Soy define mi vida y mi trabajo hoy. Mi trabajo en hipnosis profunda consiste en ayudar a las personas a recordar quiénes son realmente: no sólo sus historias o sus papeles, sino la conciencia pura que observa y da vida a todo. En cada sesión, guío a mis clientes para que suelten lo que les limita y vuelvan a conectar con su esencia. Es un proceso de liberación y transformación, un regreso al hogar interior donde residen la paz y la plenitud.

Para mí, el Yo Soy no es sólo un concepto, sino una experiencia viva que comparto con las personas que me rodean. Mi deseo para ti es que, al explorar este espacio conmigo, descubras la chispa eterna que siempre ha estado dentro de ti, esperando a ser reconocida.